Teresa Prada no descansa ni un minuto. Presidenta de la Asociación de vecinos de La Calzada, y de la Federación de las Asociaciones de Vecinos de la zona urbana de Gijón (FAV), la mujer intenta poner paz en medio de las constantes negociaciones entre el ayuntamiento de Gijón y las 32 asociaciones, aunque a veces se siente como “la goma que estira hacia los dos lados”.

¿Cuáles son los motivos de lucha de la zona urbana? Tenemos una cooperativa vecinal, que se ha puesto de ejemplo en toda España, como cooperativa que funciona. Hace poco entregamos las llaves de una de las promociones de Roces, y dentro de un par de meses haremos lo propio con una promoción de La Calzada. Además, apostamos por mejorar la sanidad y ya hemos logrado que varios centros de salud hagan guardia, así como la petición de la unidad de hemodinámica para Cabueñes.

¿Han evolucionado sus reivindicaciones? Sí, primero fueron arreglos a nivel de calle, pero cuando las necesidades básicas están cubiertas, te centras en otro tipo de peticiones.

¿Qué objetivos se plantea? Más unión entre las asociaciones. Cada una trabaja por barrios, de forma individual. Cuando hay temas generales que interesan a todos, la cosa funciona, pero cuando los problemas son de otros, la gente va por libre. El movimiento asociativo está a la baja y hay más desidia.

¿Hay buena sintonía con el Ayuntamiento de Gijón? Somos muy críticos porque no podemos aplaudir todo lo que hacen, pero a veces hay que comprender que para ciertas cosas no hay dinero. Los consejos de distrito pasaron de tener 1 millón a 600.000 euros para todos, pero es que si no hay, no podemos pedir más.

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