LA AVV DEL NATAHOYO ENTREGÓ SU XIII PREMIO ATALÍA A PAZ FERNÁNDEZ FELGUEROSO

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Nunca faltó a las 12 ediciones anteriores del premio que concede la asociación de vecinos Atalía de El Natahoyo. Ayer se lo concedían a la ya ex alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso, por haber sido “lo máximo” para un barrio que, como ella misma recordaba, siempre fue muy combativo a la hora de exigir mejoras. “Este año el galardón es para nuestra Paz, a la que sólo le ponemos un peto, que por desgracia no nació en El Natahoyo”, decía el presidente vecinal, Álvaro Tuero, “si José Manuel Palacio empezó a cambiar el barrio, con Paz fue lo máximo”, añadió, enumerando todas las mejoras logradas en el barrio. Salvo una, que quedó pendiente por la crisis, la remodelación de la calle de Rosalía de Castro, y que “a ver en qué queda ahora”.

Tuero explicó, además, que la actual alcaldesa, Carmen Moriyón, se había excusado de asistir por problemas de agenda. La primera vez en trece años, matizó, en los que esta entrega no cuenta con la presencia de la máxima autoridad de la ciudad. “El 22-M no se supo valorar su trabajo por desgracia”, siguió diciéndole Tuero a Felgueroso, “y aunque ya había dicho que se tomaba un descanso político, los gijoneses no quisieron seguir en su línea. Perdón y disculpas. Sabemos que no te gustan los homenajes, pero gracias por todo”. El aplauso unánime estuvo aderezado con algunos “¡bravo, Paz!” y la ex alcaldesa subió al estrado para recoger su premio.

“Le tenía muchas ganas”, confesó, “he compartido este premio muchos años y me siento muy honrada y emocionada”. Explicó por qué nació en el barrio de Gros de San Sebastián, “desde antes de nacer ya era pequeñuca e inquieta, y le hice la faena a mi madre, aunque desde mi segundo mes de vida ya estuve en Gijón”, y dijo que, aunque no fuera de El Natahoyo, “hoy me habéis adoptado”.

Recordó al empresario José Luis Álvarez Margaride, que allá donde fuera llevaba el nombre de su barrio siempre presente, y aseguró que recogía el premio “con orgullo” porque entendía que era para las corporaciones que había presidido. “Trabajamos desde 1999 conjuntamente, empujando todos a una para que Gijón avanzara y mejorara, y para que todos los barrios tuvieran las mismas prestaciones que el centro”, dijo Felgueroso, que insistió en la labor de equipo (“no creo que una persona pueda hacer algo sola, creo en los equipos”).

Y, tras el legado que le agradecía la asociación de vecinos, les instó a seguir defendiendo lo suyo. “Siempre fuisteis unos firmes defensores de cuanto precisaba el barrio”, dijo, recordando que incluso llegó a llamar “mosca cojonera” a Tuero ante la insistencia que mostraba siempre, “convencido de que defendía intereses colectivos del barrio”. Ahora le animó a seguir siéndolo, pensando en las asignaturas pendientes de El Natahoyo. Por un lado, los terrenos de Naval Gijón, que tienen que ser un segundo parque tecnológico tras salvaguardarlo de los usos residenciales con el Plan General de Ordenación. Y, por otro, el centro social que se concibió para albergar Proyecto Hombre, el albergue Covadonga y Calor y Café, “que hay que defender y apoyo porque siempre habéis sido un barrio solidario, abierto y que trabaja por la inclusión social, y eso no puede perderse”. Fernández Felgueroso se despidió agradeciendo la amistad de los vecinos de El Natahoyo. “tengo fe en los vecinos de Gijón y la seguridad de que esta ciudada no va a retroceder. No lo hará con vosotros”.

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