La contaminación de la zona oeste pone en pie de guerra a cincuenta colectivos locales

FUENTE: LA NUEVA ESPAÑA

Luján PALACIOS Están «hartos de denunciar durante años esta situación y que nadie haga nada». Ciudadanos y asociaciones de casi todos los barrios de Gijón y de las zonas rurales han emprendido una movilización sin precedentes para luchar contra un frente común: los altos niveles de contaminación que, según denuncian, están haciendo la vida insoportable a muchos vecinos, especialmente en la zona oeste de la ciudad, la más castigada por la alta concentración de actividad industrial. La plataforma que han creado esta misma semana cuenta ya con medio centenar de adhesiones, entre asociaciones de vecinos de las zonas rurales y urbanas y entidades como Ecologistas en Acción, Izquierda Unida, Podemos, la Coordinadora Ecologista de Asturias, la Unión Comarcal de CCOO, la Plataforma en Defensa de la Zona Oeste, la asociación Verdes Asturianos o la Escuela Gijonesa de Salud, entre otras.

Tienen previsto desarrollar acciones de información y denuncia, como ayer explicaba José Luis Rodríguez Peón, representante del Movimiento Vecinal en el Consejo Local de Medio Ambiente del Ayuntamiento gijonés. Y lo hacen «cansados de llevar décadas así», y porque «somos gente paciente y razonable, pero nuestros representantes políticos están confundiendo humildad y sensatez con estupidez». Además de llamar la atención de toda la ciudadanía, porque «la contaminación nos afecta a todos», la Federación de Asociaciones Vecinales Rurales «Les Caseríes» tiene previsto presentar el próximo lunes un recurso contencioso administrativo contra la aprobación del plan de mejora de la calidad del aire, publicado en el Boletín Oficial del Principado el pasado mes de septiembre y que, en la práctica, «no ha aportado ninguna solución», denuncian.

Es precisamente el inmovilismo lo que ha empujado al medido centenar de colectivos que han suscrito el manifiesto (51, exactamente) a dar un paso adelante ante una situación que consideran «insostenible», con numerosos días en los que «no se puede ni respirar y el polvo de la contaminación deja coches y ventanas negros». El primer paso ha sido elaborar un manifiesto que será difundido por la ciudad en el que ponen negro sobre blanco los problemas que, tal y como denunciaba ayer Paco Ramos, de Ecologistas en Acción, «en muchos casos se nos ocultan, como sucede con los datos de estaciones de medición de partículas en zonas como Monteana, Serín o Tremañes».

El documento denuncia «el mal desarrollo urbanístico del municipio», que ha hecho que la mayor parte de la actividad industrial se haya concentrado en la zona oeste. El puerto de El Musel, la Zalia y los numerosos polígonos industriales de este área hacen que los vecinos tengan que soportar «contaminación del aire, acústica, de tierras y aguas por metales pesados», a lo que se suma «la deficiente dotación en parques, sendas peatonales y otros espacios lúdicos recreativos» en dichas zonas. No sólo en los espacios más expuestos: «la mayor parte de la población de Gijón respira aire contaminado y está expuesta a la contaminación por partículas en suspensión», denuncian. Las mismas que «provocan afecciones respiratorias, problemas cardiovasculares y cánceres de pulmón». José Luis Fernández, «Aguirre», denuncia cómo en Tremañes «en casi todas las familias hay algún enfermo de cáncer de pulmón», una circunstancia que, a su juicio, «está ocasionada por la contaminación».

El plan de calidad del aire en la aglomeración de Gijón recientemente aprobado «sólo se ha hecho para cumplir la directiva europea que obliga a las administraciones», aseguran los miembros de la plataforma, que acusan directamente al Gobierno de Asturias de «dejación de responsabilidad» y al Ayuntamiento de Gijón de «falta de actuación en defensa de la salud pública».

Llaman la atención sobre el hecho de que «el empleo industrial no se defiende con instalaciones decadentes sin respeto por el medio ambiente», y señalan que los únicos requerimientos que se hacen a las empresas son «cartas en las que amablemente se les pide que reduzcan un poco sus emisiones», recalca Paco Ramos. Y «así no podemos seguir», claman los vecinos.

Compartir esta publicación: