El restallón del vermú no hay quien lo pare

Músicos, djs y buen humor. Gijón convierte la cita dominical en un derroche de entusiasmo contra la pandemia sin igual en Asturias. El mejor antivírico emocional es rojiblanco

FUENTE.- MARLA NIETO / MARÍA CIDÓN KIERNAN

El Comercio de Gijón.

Cada domingo de confinamiento, Gijón restalla a la una, un ritual que se ha convertido en el mejor antivírico de la región. A la hora del vermutín, los vecinos del parque Zarracina comenzaron ayer a abrir las ventanas de par en par, colgaron las banderas de Asturias y se asomaron con sus copas en mano. En ese momento, los rayos de sol acompañaron su alegría abriéndose paso entre las nubes grises y dejando ver el cielo azul.

Las caras de felicidad y la música acompañando hicieron que poco a poco otras familias de esta plaza se fueron incorporando al baile, los niños con sus carteles y dibujos de ‘Todo va a salir bien’ y los mayores bailando y aplaudiendo al son del altavoz de un vecino que retransmitía la programación del ‘Vermutín Musical’ en Radio Kras, que colabora en esta iniciativa popular ideada por la Federación de Asociaciones Vecinales de Gijón (FAV). Otros barrios, como El Coto, Centro, Pumarín y La Calzada, demostraron que, aunque sea parapetados desde sus ventanas y balcones, el espíritu de los gijoneses no se viene abajo durante esta pandemia.

Globos para Nel

Aunque en algunas zonas los vecinos han definido sus propios horarios, como los que viven en la calle Ecuador, de La Calzada, donde el festejo comienza cada domingo a las dos de la tarde.

«Oyeee… ¿Salimos ya directamente disfrazados ?», le dice un vecino del segundo al del séptimo mientras decora su ventanas con globos, donde el vermú de este domingo arranca con una celebración especial, el cumpleaños de Nel, que suma tres años.

A las dos en punto comienza la fiesta con una felicitación masiva, aplausos para Nel y el ‘Asturias Patria Querida’. Y después del ¡Puxa Asturies! ¡Puxa Nel! Y las canciones infantiles.

En esta ocasión, la mayoría van disfrazados de payasos, aunque para la próxima cita están pensando en una fiesta ibicenca. Las decisión es grupal y se hace a través de las redes sociales, dice Ángel Resch, quien ya se hizo famoso por salir vestido como Freddie Mercury y bailar su tema ‘I want to break free’.

«Antes, lo vecinos no nos llevábamos, ahora hay otra conexión, aunque creo que, como somos seres humanos, cuando todo esto pase cada quien tirará por su lado», reflexiona Resch, quien ya se ha vestido como el rockero Alice Cooper, al estilo de Bon Jovi y hasta de Papa, todo para alegrar a sus vecinos.

A día de hoy poca gente se imagina ya un confinamiento sin música. Cada jornada, bien desde algún dispositivo o con instrumentos, los gijoneses comparten melodías desde las ventanas. Porque, quién sabe, tal vez si amansa a las fieras, también lo haga con los virus.

La iniciativa de la FAV y Radio Kras, se creó con el objetivo de que la gente «pudiera compartir su momento de música y que todos escuchasen lo mismo», anotó el locutor de la emisora.

Los temas los eligen ellos, pero «a veces la gente nos escribe y nos pide canciones. Lo creamos un poco entre todos el programa del ‘vermutín’. Además de la música a través de la frecuencia, los artistas que tocan desde sus casas son un buen aliciente para alegrar los corazones de los gijoneses. En la plaza del Humedal, en todo un kilómetro a la redonda, se escuchan los trombones de Ángel Iglesias, el de varas y el de pistones. Nació en Luarca, pero lleva en Gijón casi toda la vida. Es presidente del polígono Mora Garay y vicepresidente de la Asociación de Polígonos Industriales de Asturias (APIA) y de la Federación Coral. Ahora, durante el estado de alarma, hace vibrar a sus vecinos al ritmo de este instrumento de viento y rinde homenaje, así, a su hija que es enfermera y está al pie del cañón.

Trombón, saxo, guitarra…

También el trombón lo toca María Álvarez, del Pumarín. Y el saxo, y la guitarra, e incluso canta. El barrio está encantado de escucharla. «Esta es una oportunidad para que la gente comprenda la importancia de la música, tan desvalorizada en el terreno educativo».

La zona centro se rinde ante la flauta travesera de Delia Gutiérrez. Es directora y profesora de la escuela Enrique Truan, y toca al mediodía y tras los aplausos de la tarde. «Intento transmitir energía, aires de esperanza y apoyo. Muchos de mis vecinos me dicen que les doy la vida, y eso me emociona mucho. Combina canciones más nostálgicas por las mañanas con otras más movidas por la tarde, para que también se pueda bailar».

 

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